11 de diciembre de 2024

Era junio de 2010. Hacía dos años que el Cártel de Sinaloa había sufrido su peor escisión, la más violenta e impactante para la población del estado por la magnitud de la violencia y por la división de sus estructuras. En 2008, el Ejército había detenido a Alfredo Beltrán Leyva, alias El Mochomo, y sus hermanos habían culpado a Joaquín El Chapo Guzmán Loera de traición. La estructura se fragmentó y cada capo tomó bando: «El Mayo» Zambada apoyó a Guzmán. Habían pasado más de 20 meses de una crecida de asesinatos con extrema violencia, desplazamiento forzado de miles de habitantes de la sierra y uso indiscriminado de cuernos de chivo y bazucas. Parecía que por primera vez en mucho tiempo, los sinaloenses estaban dispuestos a hacer pagar un costo político a cualquiera que estuviera vinculado con el crimen.

Jesús Vizcarra Calderón era candidato a gobernador por el PRI, y su rival era Mario López Valdez, alias Malova, un expriista apoyado por la estructura del PAN, por el presidente Felipe Calderón y por los exgobernadores priistas Juan Millán Lizárraga y Francisco Labastida.

Vizcarra Calderón era (y sigue siendo) un poderoso empresario de la carne, dueño de la marca SuKarne, líder de mercado. También es presidente de Salud Digna, una organización que formalmente se identifica sin fines de lucro, y que tiene presencia en prácticamente todo el país. El gobernador de entonces era Jesús Aguilar Padilla, un político aliado de Millán Lizárraga, pero que se aferró a impulsar a Vizcarra a pesar de que ni Millán ni Labastida estuvieron de acuerdo. Eso llevó a un rompimiento interno en el PRI.

Rubén Rocha Moya, ahora gobernador de Sinaloa por Morena, era en ese entonces jefe de asesores del priista Aguilar Padilla.

Así, confrontados en el partido, y confrontados en el Cártel de Sinaloa, llegaron al debate por la gubernatura del estado.

“Yo le preguntaría Jesús… le preguntaría hoy, ante miles de sinaloenses, si es o no compadre de «El Mayo» Zambada”, disparó Mario López Valdez en junio 2010. Vizcarra no supo qué responder y permaneció callado.

A Vizcarra se le ha vinculado con «El Mayo» Zambada desde hace muchos años, pero es verdad que nunca se le ha comprobado a él una actividad criminal. También es cierto que jamás ha esclarecido las acusaciones en su contra.

En ese gobierno de Jesús Aguilar Padilla, Vizcarra y Rocha coincidieron: Rocha de jefe de asesores, Vizcarra de secretario de Desarrollo Económico, periodo 2005-2007.

Pero la amistad de ambos viene de más lejos. En su reciente conferencia de cada lunes, la “semanera”, el gobernador refirió que tenían buena relación desde que él era rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y el empresario era presidente del patronato del Hospital Civil de Culiacán, en 1995, una institución que es parte de la UAS.

Cuando se le preguntó a Rocha sobre su vuelo a Los Ángeles, Estados Unidos, coincidentemente el mismo día en que fue emboscado Ismael «El Mayo» Zambada por gente de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, confirmó que el avión era de Jesús Vizcarra, su amigo, pero que él no lo había pedido, sino su hijo Rubén Rocha Ruiz, porque dijo que él no podía pedir un favor así siendo gobernador.

Cuando se le preguntó a Rocha sobre su vuelo a Los Ángeles, Estados Unidos, coincidentemente el mismo día en que fue emboscado Ismael «El Mayo» Zambada por gente de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán, confirmó que el avión era de Jesús Vizcarra, su amigo, pero que él no lo había pedido, sino su hijo Rubén Rocha Ruiz, porque dijo que él no podía pedir un favor así siendo gobernador.

En 2007, como reportero, me tocó acudir al primer día de campaña de Jesús Vizcarra como candidato a presidente municipal de Culiacán. Su primer acto fue en el mercado municipal, el Garmendia, sitio adonde iba a vender desde niño carne de los rastros familias. Se tomaba un eskimo, un batido frío de chocolate con leche. Los locatarios lo ubicaron perfectamente.

Como alcalde se llevó a su equipo empresarial cercano y colocó una oficina especial para bajar fondos federales. Su ambición fue pavimentar en tres años lo que no se había hecho en 20.

En esa campaña, y durante una prueba de habilidades para medirse frente a sus adversarios electorales, a Vizcarra le preguntaron sobre historia, cultura y matemáticas. En las primeras dos disciplinas salió con baja puntuación, pero en los números fue el más destacado.

Durante la campaña a gobernador, personas de su equipo cercano mencionaron a este reportero que Vizcarra tenía un talante poco afable, más bien duro, de regaños fuertes y constantes. Eso, al final, le trajo una dura crisis interna que contribuyó a su derrota como candidato a gobernador frente a Malova.

Sin embargo, otro elemento clave fue el debate a gobernador de Sinaloa, ese donde nunca pudo negar que fuera compadre de «El Mayo» Zambada.

Desde entonces, Vizcarra se alejó de la política electoral.

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