¿Transparencia o simulación?
La confianza de la ciudadanía y del gremio jurídico en el proceso de selección de jueces y magistrados sufrió un golpe fulminante este viernes, luego de que el sistema de resultados del Instituto Estatal Electoral (IEE) se mantuviera fuera de operación durante más de siete horas, justo en el momento más crítico del conteo.
Desde las 10:00 de la mañana, la plataforma oficial del IEE —encargada de difundir los avances del cómputo judicial— dejó de actualizarse sin previo aviso ni explicación pública. Lo que parecía una falla técnica aislada, se convirtió en un escándalo cuando comenzaron a circular acusaciones de opacidad, manipulación y posible fraude electoral.
El Colegio de Abogados Psicologos y Criminalistas, presidido por Eloísa Bugarín, advirtió que la caída del sistema “no es casual”, sino una señal de alerta sobre el manejo interno de los datos. Organismos como el Colegio de Abogados denunciaron que “no existe justificación técnica para ocultar los resultados de una elección judicial que debería ser ejemplar por su limpieza.”
Más grave aún, fuentes internas del propio IEE, que solicitaron el anonimato por temor a represalias, señalaron directamente a la consejera presidenta Yanko Durán Prieto, como quien habría instruido al jefe de Sistemas que no subiera la información al portal público, pese a tener en su poder los resultados actualizados.
Las preguntas son: ¿Por qué retenerlos? ¿A quién favorece el retraso?
“Es imposible no pensar mal cuando el sistema se cae justo en el punto más sensible del conteo,” declaró uno de los aspirantes al Tribunal de Disciplina, quien también solicitó anonimato.
“Esto huele a operación política o será un juego sucio.”
Las críticas no vienen solo de dentro. La ciudadanía, colegios de abogados y contendientes judiciales coinciden: el silencio del IEE es ensordecedor, y la falta de garantías técnicas mina gravemente la credibilidad de un proceso que ya venía cuestionado por la opacidad de los acuerdos internos.
Irónicamente, un día antes del colapso, la propia Durán Prieto llamó a confiar en el proceso y sus resultados. Hoy, su silencio y su presunta intervención directa en el apagón informático contradicen su discurso y encienden las alarmas democráticas.
Chihuahua no merece una elección judicial en la sombra.
Sin datos públicos, no hay justicia. Sin confianza, no hay democracia.
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