21 de noviembre de 2024

Marcelo Ebrad uno de los aspirantes de Morena a contender por la presidencia de la República en 2024, vivió un momento penoso en un mercado de Cuernavaca, Morelos. Como parte de su gira proselitista, el excanciller visitó el mercado Adolfo López Mateos y ahí padeció de un reclamo de parte de una comerciante. Mientras trataba de tomarse fotografías y conversar con los asistentes y vendedores, Ebrard recibió reclamos muy directos.

«¡Marcelo, hágase a un ladito porque estamos chambeando!», comenzó el reclamo de una señora ahí presente. Y prosiguió: «¡Que se tome su foto y se haga un ladito! Nada más viene hoy y si llega a la presidencia jamás lo volveremos a ver!», cerró su reclamo. Después de ese momento, otro grupo de personas empezó a apoyar al precandidato morenista a gritos de «¡Marcelo, Marcelo, Marcelo!». El momento se llenó de tensión total y sirve como termómetro del peculiar momento que vive la política mexicana.

Falta un año para la elección presidencial que definirá al sucesor de Andrés Manuel López Obrador —y esta vez el tiempo de espera para tomar posesión será menos largo, pues el ganador asumirá en octubre y no en diciembre, como se había acostumbrado hasta 2018—. Mientras tanto, el ruedo seguirá siendo el mismo. Guerra de declaraciones, giras eternas y una vocación desmedida por quedar bien con la sociedad mexicana. Y eso aplica para todos.

Para los participantes de Morena en su proceso interno (Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal y Manuel Velázquez Coello; y los del frente: Santiago Creel, Xóchitl Gálvez, Gabriel Quadri, y Jorge Luis Preciado. En ambas fracciones cundirán las ganas de hacerse notar durante el próximo año. Al costo que sea y donde sea. La silla presidencial está en juego y le pertenecerá a alguno de ellos en el próximo julio del 2024. Guste o no, las cartas están echadas y toca esperar para ver cómo se mueven las piezas en los próximos meses y de qué manera queda configura la fotografía final de aspirantes.

Particularmente Ebrard atraviesa un momento duro en su campaña. Hay dudas que pueden verse reflejadas en las encuestas. Como la que hizo Enkoll para el El País, en donde se refleja una desventaja ya muy marcada entre él y Claudia Sheinbaum. 35 puntos de preferencia bruta para Sheinbaum y 21 para Ebrard. La distancia se ha agrandado y nada se pierde de vista en este juego electoral. Cada paso de los candidatos es visto con lupa máxima: hay que encontrar un error, el que sea, un reclamo, un desplante.

En mayo pasado, durante una presentación de su libro en Veracruz, Ebrard apeló a la relación de sucesor-sucedido que lo une a López Obrador. “De los que estamos compitiendo, el único que ha sido sucesor de Andrés Manuel soy yo. Si el pensara que no hice un buen trabajo o que no soy leal o que no voy a seguir el plan, ¿para qué me invita?. Es rarísimo que invites a un sucesor tuyo. Es algo excepcional. Él me invitó para hacerme cargo de Relaciones Exteriores porque yo fui su sucesor. Continuamos el plan que se tenía previsto. Eso pasaría, lo mismo que sucedió en Ciudad de México», detalló entonces Ebrard.

 

Agregar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *