Con el relevo de Irma Eréndira Sandoval en la Secretaría de la Función Pública (SFP), quedó de manifiesto una gestión ineficaz en el propósito de la 4T de combatir la corrupción.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha repetido con insistencia que en su gobierno ya no existe la corrupción, ya que acabar con ella y la impunidad es el propósito central de su gobierno.
Nadie espera que el Presidente resuelva esa promesa de campaña en los tres años restantes. Sin embargo, todo México quiere ver señales de compromiso y un plan serio.
Sería un gran logro y abonaría a su alto capital político que los dichos de AMLO fueran ciertos.
La gestión de Irma Eréndira Sandoval entregó saldos negativos a su jefe. La otrora “poderosísima” secretaria gozaba de la gracia y confianza de AMLO y había logrado colocar a varios familiares en puestos públicos. Un hermano, Netzai Sandoval Ballesteros, es director general del Instituto de la Defensoría del Consejo de la Judicatura Federal. Su otro hermano, Pablo Sandoval, era superdelegado de programas sociales en Guerrero, pero tuvo la osadía de enfrentar a Félix Salgado, eso le costó el puesto a él y a su hermana.
ADQUIRIÓ 6 PROPIEDADES INMOBILIARIAS EN 9 AÑOS
La encargada de vigilar la rendición de cuentas, el conflicto de interés y el combate a la corrupción protagonizó gran escándalo cuando se publicó un reportaje realizado con base en documentos obtenidos a través de “fuentes públicas” que “pese a tener un salario modesto como investigadora universitaria, compró de contado -junto con su esposo, John Ackerman- seis propiedades inmobiliarias en sólo nueve años”.
ckerman esperaba ser nombrado director de Canal 11 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), debido a que se supo que en diciembre de 2020 su esposa Irma Eréndira convenció al Presidente de nombrar a su sobrino, Arturo Reyes Sandoval, como director general del IPN.
De Reyes Sandoval lo único que se sabía es que era buen investigador en Inglaterra en la Universidad de Oxford. Tenía once años de no vivir en México, ni haberse parado nunca en el IPN. Se hicieron a un lado a candidatos con más méritos y a toda la comunidad politécnica.
Por el bien del IPN, Arturo Sandoval debería aclarar su pretendido parentesco por aquello del “conflicto de interés” y de los padrinazgos políticos.
Por su desempeño y resultados da la impresión que la ex titular de la SFP nunca se enteró que existe un Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Tampoco explicó por qué el gobierno de la 4T no cumple con los procedimientos que ordena la Constitución en su Artículo 134 y la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, ya que el 75% de sus adquisiciones se ha hecho por medio de adjudicaciones directas.
El caso “Bartlett” se volvió emblemático para la SFP, no porque el titular de la CFE tuviera o no alguna responsabilidad administrativa, sino porque Irma Eréndira Sandoval dio carpetazo al asunto sin realizar su trabajo y demostrar ante la opinión pública la “no responsabilidad” del funcionario.
Al final su actuación dócil y sumisa poco le valió porque su relevo se debió más a motivos políticos.
CUENTAS PENDIENTES
De la misma manera debería haber actuado en otros casos que se hicieron públicos, manifestando al menos que se iniciarían las investigaciones correspondientes, ya que, en el afán del sometimiento ciego, poco ayudó a su jefe, el Presidente de la República.
Está el caso de Felipa Guadalupe Obrador, la prima con contratos millonarios en Pemex, ISSSTE, y ASA. También el escándalo de Pío López Obrador, quien fue grabado recibiendo dinero de David León Romero. Otro golpe mediático fue el caso de Jaime Cárdenas, a quien el Presidente había nombrado director del “Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado” (SAE), pero al darse cuenta de el “cochinero” y la corrupción que priva (en tiempo presente) en esa institución prefirió no sólo renunciar, sino tuvo la valentía de hacer las denuncias legales correspondientes de las que nunca dio cuenta la SFP ni la Fiscalía General de la República (FGR).
En relación a los célebres casos de Lozoya y de Rosario Robles, nunca hizo declaración alguna.
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