En su toma de protesta, no hace ni dos años, la gobernadora exponía las malas prácticas financieras de Javier Corral admirándose de que su antecesor dirigía sus esfuerzos a mantener un espejismo de estabilidad. Prosigue explicando cómo es que el gobernador saliente aumentaba la deuda “a tarjetazos” es decir, contratando créditos a corto plazo, que por cierto resultan muy caros al momento de pagar.

Unos meses después de haberle tomado confianza al puesto, la titular del Ejecutivo estatal hace declaraciones públicas en torno al saneamiento de las finanzas, con términos que reflejan una bonanza que presuntamente, ya es perceptible para la ciudadanía a través de resultados.

Lamentablemente, las cosas no han cambiado mucho… ¿O sí? Salvo por los regalos y beneficios para sus comparsas, las y los chihuahuenses hemos sentido el rigor de los cobros por replaqueo, actualizaciones al Predial que se reflejan en aumentos, el proyecto multimillonario de la Torre “Centavera” y el duro golpe a las familias con el alza a la tarifa de transporte, todo sigue igual: deficiencias en los servicios básicos y de salud, nula obra e inseguridad… es más, hasta los “tarjetazos”.

Así es. Encontramos que, en lo poco que va de la presente administración estatal, se han contratado créditos que equivalen a 6,250 millones de pesos; 2,100 millones de pesos en 2022 de los que aún se deben 1,491,910 millones de pesos. Aunado a lo anterior, se ha dado a conocer la convocatoria para la licitación pública a fin de contratar un nuevo financiamiento por 500 millones de pesos, emitida el pasado 27 de abril, recurso tan urgente y necesario… que no conocemos el destino.

Monto que por supuesto, no incluye intereses, comisiones ni accesorios financieros que deriven de la misma, y que se pagará durante 20 años con aportaciones federales. Irónicamente, mientras se aprovecha cualquier micrófono para llorar un supuesto desprecio de la Federación, se comprometen las aportaciones a futuro para pagar caprichos del momento.

Esto es preocupante dado que, los datos que tenemos al momento nos permiten afirmar que, en el corto tiempo que va de la administración actual, la gobernadora habría incrementado la deuda a largo plazo en 4,330 millones de pesos, que comprometen a las siguientes tres administraciones estatales, tal como tanto se criticó.

Ya lo hemos dicho: un buen gobierno representa bienestar para las y los chihuahuenses, y, sobre todo, requiere hacer frente a la difícil situación financiera del erario estatal no a costa de la ciudadanía, sino a punta de austeridad y transparencia. Qué poco nos duró esa gobernadora que prometía “limpiar la casa” para erradicar las malas prácticas, y qué pronto cayó en el mismo error. Hoy, cierro con una frase de autoría propia: pobre Chihuahua, tan lejos de la austeridad, pero tan cerca del PAN.

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