Las masivas protestas en China por las medidas de confinamiento del gobierno por la pandemia han continuado este domingo por segundo día consecutivo y ya se extienden a la capital.

Se iniciaron en Shanghai, la ciudad más poblada de China con más de 26 millones de habitantes, donde miles salieron a la calle a manifestarse durante el sábado y el domingo, con gritos que exigían el fin de los confinamientos como: “¡Queremos libertad!”, “¡Renuncia, Xi Jinping!” y “Renuncien, Partido Comunista”, de acuerdo con testigos citados por el diario The Washington Post.

Los gritos de dimisión contra el presidente chino, que a finales de octubre renovó su mandato por un tercer término, suponen un reproche sin precedentes al tiempo que las autoridades de al menos ocho ciudades se esforzaban por reprimir las manifestaciones del domingo y constituyen un inusual desafío directo al gobernante Partido Comunista.

Movilizaciones inéditas en varias ciudades chinas

La policía expulsó con gas lacrimógeno a los manifestantes de Shanghai que pedían la dimisión de Xi Jinping y el fin del régimen unipartidista, pero horas después la gente volvió a concentrarse en el mismo lugar. La policía dispersó de nuevo la manifestación, y un reportero de la agencia AP observó cómo los manifestantes detenidos eran llevados en un autobús.

Las protestas –que comenzaron el viernes y se han extendido a ciudades como la capital, Pekín, y a decenas de universidades– constituyen la demostración de oposición al partido gobernante más extendida en décadas.

En Pekín, cientos de personas se reunieron por varias horas este domingo, mientras cantaban el himno nacional chino y escuchaban discursos de los asistentes, de acuerdo con el reporte de la BBC.

Un manifestante, que pidió no ser identificado, dijo a la cadena británica que sentía “impactado y un poco emocionado” por ver a gente en las calles, y añadió que era la primera vez que había visto una movilización de este tamaño en China.

Tres años después de que apareciera el virus, China es el único país importante que sigue intentando detener la transmisión de covid-19. Su estrategia de “cero covid” ha suspendido el acceso a los vecindarios durante semanas. En algunas ciudades se realizan pruebas diarias del virus a millones de residentes.

Esto ha mantenido que las cifras de infección en China sean inferiores a las de Estados Unidos y otros países importantes, pero la aceptación pública se ha agotado. Las personas que permanecen en cuarentena en sus casas en algunas zonas afirman que carecen de alimentos y medicinas.

“Solo queremos nuestros derechos humanos básicos”, dijo un manifestante de unos 26 años, que pidió no ser identificado, a la agencia Reuters. “No podemos salir de nuestras casas sin una prueba [de covid-19]”.

¿Por qué comenzaron las protestas?

Las protestas estallaron después de que el jueves se produjera un incendio que causó la muerte de al menos 10 personas en un edificio de apartamentos en la ciudad de Urumqi, al noroeste del país, donde algunos llevan cuatro meses encerrados en sus casas.

Esto provocó una avalancha de airados cuestionamientos en internet sobre si los bomberos o las personas que intentaban escapar estaban atrapados por tener las puertas cerradas con llave o por otras restricciones contra el virus.

En una calle que lleva el nombre de Urumqi, un grupo de manifestantes llevó velas, flores y carteles en honor a los fallecidos en el incendio. Otro, según un manifestante que prefirió mantener el anonimato, se mostró más activo, gritando lemas y cantando el himno nacional.

¿Cómo es la política «covid-cero» de China?

Además de las medidas de confinamiento, la política de «covid cero» también implica la realización constante de test PCR, ya que para acceder a lugares públicos se exige una prueba negativa hecha como máximo 48 horas antes, así como el ingreso en hospitales de los casos positivos y el aislamiento en centros estatales de los contactos cercanos.

La capital china, especialmente blindada contra los rebrotes desde 2020, experimenta ahora sus niveles más altos de contagios. Según el último parte oficial, este sábado fueron detectados más de 4,300 nuevos casos, de los que el 82 % son asintomáticos, de acuerdo con las autoridades sanitarias.

Estas cifras, bajas para los estándares internacionales pero intolerables para las autoridades chinas, se han traducido en restricciones y confinamientos que afectan a buena parte de la población de la capital, como ya ha sucedido este año en otras partes del país.

En la última semana han ido cerrando sus puertas en Beijing los colegios y numerosos comercios y restaurantes, buena parte de las oficinas ha pasado a la modalidad de teletrabajo y un elevado número de urbanizaciones y complejos de edificios se encuentra bajo confinamiento, sin que existan cifras oficiales del número exacto de residentes de la capital china que no puede salir de sus casas en este momento.

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