Buques de guerra de la Marina estadounidense navegan por el estrecho de Taiwan. Cazas chinos traspasan a diario la línea que separa aguas chinas y taiwanesas. En la isla autónoma que Pekín reclama como parte de su territorio, cientos de soldados lanzan obuses al mar en una demostración de resistencia a una futura invasión de China. Mientras, el Gobierno taiwanés propone un aumento anual récord en su presupuesto de Defensa y acelera la compra de armamento a Estados Unidos.
Cerca de allí, más de 5.000 soldados de EEUU y de Indonesia han realizado ejercicios de combate conjuntos en la isla de Sumatra. En Tailandia, el ejército chino ha enviado bombarderos para unas maniobras militares conjuntas con los soldados tailandeses muy cerca de la frontera con Laos.
En Corea del Sur han sido testigos de los mayores simulacros de guerra ejecutados por surcoreanos y estadounidenses, a los que se han unido por primera vez militares japoneses y alemanes. Estos últimos también han participado en ejercicios con las armadas de EEUU y de Australia. En unos días, soldados chinos y rusos comenzarán maniobras conjuntas cerca de la frontera que comparten ambos países. A ellas se unirán soldados de India, Mongolia, Bielorrusia y Tayikistán. Y en otoño serán las armadas de India y de EEUU quienes sacarán músculo cerca de la frontera con China.
AVIONES, BARCOS Y PRUEBAS DE MISILES
Apretado calendario militar en el Indo-Pacífico. Los cielos y las aguas de la región están llenas de aviones y barcos con distintas banderas que ejecutan sin freno peligrosos juegos de guerra. Las crecientes tensiones salpican a todos los rincones. En la península de Corea, Pyongyang ha realizado pruebas de misiles a un ritmo sin precedentes y está listo para su primera prueba nuclear desde 2017. Seúl tampoco se queda de brazos cruzados: también juega con sus misiles y se arrima cada vez más a Washington, lanzando ejercicios militares conjuntos a gran escala.
El vecino Japón está considerando revertir una constitución pacifista de posguerra, por la que solo podía usar su ejército para la autodefensa. Además de aumentar el presupuesto militar, los líderes nipones debaten la posibilidad de desplegar 1.000 misiles de crucero de largo alcance para impulsar su capacidad de contraataque contra China. Tokio también está aumentando su cooperación militar con Europa y EEUU, con quien asiduamente comparte ejercicios de vuelo conjuntos sobre el Mar de Japón.
Todos estos movimientos se desarrollan alrededor de la nueva Guerra Fría que empezaron hace tiempo los dos titanes del tablero geopolítico. Estados Unidos pretende recuperar la influencia perdida en la región en favor de China, que sigue en ascenso hacia una superpotencia económica y militar. El sentir de Pekín parte de que cada vez se ve más rodeado por EEUU y sus aliados regionales. Los juegos de guerra se prolongan por todas direcciones, con Taiwan como peón intermedio en la pelea hegemónica entre las dos principales potencias mundiales.
«El Ejército Popular de Liberación (EPL) continúa preparándose para la guerra, para aplastar resueltamente cualquiera de los intentos de independencia de Taiwan», soltó hace un par de semanas Wu Qian, portavoz del Ministerio de Defensa de China.
La situación en el estrecho de Taiwan ha cambiado después de la provocadora visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, a la isla el pasado 2 de agosto. El ejército chino ejecutó simulacros de invasión sin precedentes con fuego real -usó desde artillería de larga distancia hasta misiles balísticos- en seis zonas demarcadas alrededor de Taiwan y ha convertido en rutina que sus aviones de combate rompan a diario la línea divisoria no oficial en el estrecho.
Desde Washington, en vez de tratar de rebajar las tensiones, siguen con el juego de la provocación. El domingo, dos buques de guerra de la Marina navegaron por el disputado estrecho. En los últimos años, estos movimientos han sido habituales. Tras el terremoto que dejó la visita de Pelosi a Taipei, desde Washington parecieron mostrarse más cautelosos ante la escalada militar de Pekín, dejando sus portaaviones y barcos de asalto más alejados de Taiwan. Una prudencia aparente que se ha vuelto a romper.
«La operación demuestra el compromiso de Estados Unidos con un Indo-Pacífico libre y abierto, y el ejército estadounidense vuela, navega y opera en cualquier lugar que permita la ley internacional», dijo la Marina estadounidense después de que se conociera que sus buques estaban navegando por el estrecho.
Shi Yi, portavoz del Comando del Teatro del Este del EPL, el destacamento encargado de supervisar la situación en el estrecho, respondió diciendo que «las tropas del comando se mantienen en alerta máxima y están completamente preparadas para reprimir cualquier provocación en cualquier momento».
TERCERA VISITA DE EEUU A TAIWAN
Además de acercar sus barcos a Taiwan, en Estados Unidos no cesa el desfile de legisladores hacia Taipei. Unas visitas de alto perfil que Pekín interpreta como un reconocimiento de facto de la soberanía de Taiwan. El jueves aterrizó en la isla la senadora Marsha Blackburn. Fue la tercera visita en agosto de un político estadounidense.
Tanto la administración Biden, como los legisladores demócratas y republicanos, no dejan de enfatizar su continuo apoyo al gobierno democrático de Taipei, que propuso el jueves un aumento interanual del 13,9% hasta un récord de 19.410 millones de dólares en su presupuesto de Defensa para el próximo año. Desde 2017, la anterior administración de Donald Trump y la actual dirigida por Biden, han aprobado más de 18.000 millones de dólares en ventas de armas a la isla.
Durante este 2022, Taiwan ha recibido a más de 15 delegaciones parlamentarias o gubernamentales de países con los que no tiene relaciones diplomáticas formales. En esta lista entran una veintena de políticos estadounidenses, con Pelosi a la cabeza. Que la segunda en la línea de sucesión a la presidencia de EEUU pisara Taipei sigue escociendo mucho en Pekín.
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