La reportera y fotógrafa veracruzana murió tras recibir un disparo durante un ataque armado en la casa de campaña de la candidata Xochitl Tress, en el municipio de Juan Rodríguez Clara. No fue una bala perdida. Fue un mensaje brutal: informar en Veracruz sigue siendo una sentencia de muerte.
Avisack era una mujer valiente, comprometida con la verdad. Tuve el honor de conocerla y cultivar su amistad cuando trabajó para el grupo Imagen de Veracruz como reportera en Acayucan. Siempre le reconocí su ética a toda prueba y su idealismo casi fundacional. En las elecciones vigilaba que no se robara ni un solo voto a los partidos “débiles”, y aun así conservamos una amistad de más de 15 años. Así era ella: honesta, profesional, valiente. Hoy su voz fue silenciada de la forma más cobarde: con violencia. En pleno ejercicio de su labor, como jefa de prensa de una campaña política, como una periodista de convicciones firmes. Este crimen no solo mancha —aún más— este proceso electoral
Es un atentado directo contra la libertad de prensa, contra el derecho a saber, contra todos los que creemos en la democracia. A sus pequeñas, a su familia, colegas y amigos: toda mi solidaridad. Ojalá —como escribió un gran periodista del sur de Veracruz y amigo de ella también— que la vida les cobre caro a los que hicieron esto. Porque en Veracruz y en México, la justicia institucional ya no existe.
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