21 de noviembre de 2024

egún reportes de Banxico, el peso mexicano se apreció 0.25 por ciento al cierre de la jornada de este miércoles. Apenas ayer, y después de casi 8 años, la moneda nacional se colocó debajo de las 17 unidades del dólar.

Algunos analistas consideraron que esta apreciación se debió al aumento de las tasas de interés del Banco de México. En entrevista, el economista Mario Campa asegura que este factor no es el único que debe tomarse en cuenta al analizar las modificaciones de los tipos cambiarios.

¿Política gubernamental o decisiones del Banco de México?

—Rompimos el piso de las 17 unidades por dólar ¿Es esto un acierto de la política económica del gobierno, o un efecto de las políticas del Banco de México?

Es una combinación de las dos cosas. Hay gente que por estrategia política/discursiva dice que esto es simple y llanamente obra del Banco de México por haber subido las tasas. En primer lugar, hay que decir que este cambio no es por las tasas altas por sí mismas. Si ese fuera el caso, entonces Argentina que tiene tasas del 70 por ciento pues vería el peso argentino apreciarse, y no es así: se está depreciando. En todo caso serían las tasas reales, que es la diferencia entre la tasa nominal, o la tasa de política monetaria y la inflación. Sin embargo, Brasil tiene una tasa real más alta que México; es decir, la diferencia entre la política del Banco Central y la inflación actual en Brasil es más elevada que lo que es en México, y no hemos visto que el real brasileño se haya preciado tanto como el peso mexicano, ni siquiera está cerca a esos niveles. Eso te habla de que hay otros factores, otros componentes. La complejidad del tipo de cambio, y esto es tanto teórico como empírico, se debe a otros factores.

Lo que ha hecho bien el gobierno federal es tener contenida la deuda. Si hay deuda contenida, digamos que las empresas no están previendo depreciaciones aceleradas futuras, o que haya desbalances estructurales, y entonces no tienen la necesidad de tener dólares en reserva, porque saben que incluso puede llegar a depreciarse más. Entonces, la estabilidad cuenta mucho, la perspectiva de crecimiento también».

«No es correcto decir que la apreciación únicamente se debe a las tasas de interés, lo cual sí tiene un componente explicativo, pero está lejos de ser el único. Es debatible si es el más fuerte, pero no es el único: es una combinación. En el actual gobierno sí hay algunos aciertos: prudencia fiscal, un manejo correcto de las finanzas, del gasto, también hay una confianza empresarial y del consumidor elevadas. Hay llegada de inversión extranjera directa, cercana a niveles récord (incluso México ha subido algunos lugares con respecto a otros países europeos). La verdad es que el ambiente macro es mucho más estable de lo que muchos dicen que es y, sobre todo, es estable considerando el ambiente exterior. La estabilidad y las perspectivas de crecimiento sano y responsable le ayudan a la fortaleza del peso, y también está una cuestión que no depende mucho del gobierno: el near shoring, donde se anticipan que algunas inversiones se lleguen a México. Entonces, algunos inversionistas estarían buscando en estos momentos comprar pesos.

El factor confianza

— ¿Cómo afecta o beneficia la apreciación del peso a la economía mexicana?

Los principales afectados directamente son los exportadores. Hay que recordar que ellos exportan en dólares, y sus costos, la mayoría, son en pesos, sobre todo en la mano laboral, pero no todos sus costos son en pesos. Hay muchos que son en dólares, muchos bienes intermedios (bienes de consumo). En el caso de las empresas automotrices, por ejemplo, hay muchísimas autopartes que vienen de fuera, y entonces ahí el efecto cambiario se neutraliza: importas más barato, y quizá vendes más barato en términos de pesos, y se compensa. Para los importadores es benéfico, y para los consumidores es benéfico tener acceso a una gama amplia de productos a un costo razonable en pesos. Probablemente se estén importando algunos artículos que, de otra manera, con un peso muy débil, no sería fácil verlos, o en las cantidades que la estamos viendo, lo cual ayuda a contener un poco la inflación.

«En términos de las finanzas públicas dejas de recibir un poco por los barriles de petróleo que exportas, un poco en términos de pesos. Pero por otro lado, hay que recordar que también se importa mucha gasolina y gas natural, y lo estás importando en términos de pesos a un tipo de cambio mucho más favorable».

«Sin embargo, en términos de las finanzas públicas, tengo entendido por reportes de Hacienda que la apreciación afecta muy poco, realmente no es mucho. Probablemente se compense con la confianza que hay en empresas y en el consumidor al ver la estabilidad. Que la moneda está fuerte. Que cuando salen fuera del país a hacer turismo, o cuando compran en páginas de internet, ven que los pesos compran más productos extranjeros. Todo eso genera más confianza, pero también más transacciones, y al generarse más transacciones puede haber un componente adicional de recaudación. Sobre todo la confianza proyecta que las finanzas públicas están sanas, que no se espera que haya una depreciación acelerada, y entonces no hay empresas que se estén peleando los dólares que hay, lo cual genera mucho desorden, pánico e incertidumbre. Tampoco hay necesidad de acumular tantas reservas si hay estabilidad cambiaria. Ese dinero también puede ser utilizado en otros fines más productivos.

«También la apreciación tiene otra ventaja: que las empresas, cuando el tipo de cambio está más fuerte, suelen ir al extranjero a comprar más maquinaria y equipo, y eso puede resignificar una expansión de la oferta del capital, y en ese sentido es mayor producción a futuro. Es benéfico no solo en los bienes intermedios o de consumo, sino que si se importan bienes de capital puede significar una expansión productiva futura.

Romper un piso histórico ¿cómo mantenerlo?

— ¿Por qué desde el 2015 no se alcanzaba este precio frente al dólar?

—Desde noviembre y diciembre de 2015 no veíamos este nivel del peso frente al dólar, y ahí se empieza a depreciar por diferentes motivos. Hay que recordar que Enrique Peña Nieto empieza a elevar la deuda en la segunda parte de su sexenio, y se empiezan también a recortar proyectos de inversión porque la deuda empieza a subir muy rápido. Eso también llevó a menores perspectivas de crecimiento, y se combinó también con que Donald Trump amenazó con aranceles. La depreciación del peso, por temor al futuro de la economía mexicana y del Tratado de Libre Comercio, fue bastante importante. Hay que recordar que una depreciación acelerada no es conveniente, porque puede llevar, por un lado, a un crecimiento de la inflación: se paga más por algunos energéticos que tenemos, algunos productos de manufactura pueden aumentar la inflación. También puede llevar a mayores obligaciones financieras para las empresas y los bancos, sobre todo para las empresas que pueden tener acceso a los mercados internacionales y se financian en dólares. Aumenta el pago de la deuda externa, aunque más o menos se compensa con la exportación de barriles, que luego se importan más caros si se aprecia el peso frente al dólar en forma de gasolina. Son varios efectos en las finanzas públicas los que tienen la apreciación o depreciación del peso.

«En la apreciación actual influyen varios factores, uno de ellos son las tasas de interés reales del Banco de México, lo que implica que la inflación ha bajado más rápido de lo que se anticipaba en México (ya está cerca incluso del rango alto del Banco de México), y eso deja la tasa de interés alta frente a otros países en términos comparativos. Eso puede ayudar a la apreciación, pero ojo, no estarían llegando tampoco capitales para sacar provecho de esa tasa de interés si no se dieran cuenta que hay estabilidad económica, que no hay problemas de endeudamiento y de que, quizá, no hay dinámicas favorables como el near shoring, por eso hay que localizar varios factores.

«En este caso, parte del mérito del gobierno es mantener la estabilidad, proyectar estabilidad macroeconómica, finanzas sanas, una deuda enteramente manejable, que es lo que estamos viendo en estos momentos: no hay ningún problema mayúsculo de deuda perceptible, lo cual genera confianza, y esa confianza hace que los empresarios no tengan que estar comprando dólares por temor a una depreciación. Estamos lejos de ver eso».

«En términos de si es pasajero, es difícil saberlo: si hay un evento catastrófico (una guerra, una recesión mundial) generalmente hay una fuga al refugio (flight to safety), al dólar o a los instrumentos de deuda del corto plazo de los Estados Unidos. Ahí, todos los países emergentes se ven afectados, y puede no ser culpa de ningún gobierno de esos países, pero sí puede llevar a una depreciación.

En México, sin embargo, los fundamentales para la apreciación están fuertes, y no hacen pensar que es algo pasajero. Incluso la dinámica del near shoring (que a mí no me convencen tanto como una de las narrativas para la apreciación), por ejemplo, es una dinámicas que se hace en horizontes largos: se espera que Norteamérica siga recibiendo manufactura, inversión extranjera directa. Hay algunas dinámicas que son difíciles de interpretar como pasajeras, yo esperaría que la fortaleza del peso siga en un horizonte de corto a mediano plazo».

El contexto internacional

—El 1 de julio, durante la celebración de los 5 años de su triunfo histórico, el presidente López Obrador afirmó que el peso mexicano era la moneda más fortalecida frente al dólar. ¿Esto es cierto? Y, de serlo ¿por qué y cómo influye en la apreciación del peso?

A grandes rasgos es cierto, en el sentido de que él se refiere no en cuanto a nivel, sino a porcentualmente cuánto se han apreciado las monedas en los últimos meses con respecto al dólar.

«De todas las modelas más utilizadas en el mundo, las más transadas (estamos hablando de 25 a 30 monedas, las más importantes) ahí el peso mexicano sí es la moneda más apreciada, hasta donde pude revisar yo. Esto en general sí se ha visto en los últimos meses, lo cual también te dice que no es cierto que todas las monedas se estén apreciando frente al dólar. Hay quien dice que son las tasas de interés las que marcan la apreciación del peso, pero esto demuestra que no es eso necesariamente».

— ¿Cómo influye en la apreciación el contexto internacional de la batalla comercial de China con Estados Unidos y la aparente debilidad del dólar en los últimos años?

La batalla comercial entre China y Estados Unidos es curiosa. Sí puede llevar a que se utilice menos el dólar de largo plazo, pero en el corto realmente el efecto no es tan grande, es mas que nada la expectativa de que poco a poco, sobre todo el yuan, vaya ganando peso en relación con el resto de las monedas como activo de reserva, como unidad transable, depósito de valor, etc. Sí hay cierta expectativa de que ocurra esto, pero hay que ser cautelosos, porque esos procesos toman algunos años.

Lo que sí está siendo es que está segmentando un poco las economías, está haciendo que algunas inversiones se regionalicen.

«En el caso de Estados Unidos, sí estamos viendo una especie de boom de manufactura, en construcción de naves industriales, semi conductores, sobre todo algunas que tienen que ver con la transición energética y la electromovilidad. Sí hay, sí se está viendo en lo datos. En el caso mexicano también se empiezan a ver: los espacios de manufactura están casi cien por ciento ocupados, hay buena dinámica en las exportaciones (ahí no ha afectado la fortaleza del peso mexicano), ha favorecido la importación de bienes intermedios o insumos, y también la importación de bienes de capital. Ahí se benefician un poco los exportadores, y los importadores netos se benefician mucho.

Para el ambiente empresarial no es malo, sobre todo porque proyecta estabilidad. En el largo plazo sí hay que considerar que no es bueno que se sobrevaluara el peso mexicano sobre el dólar, pero no es el caso. Realmente no estamos viendo que se esté sobrevaluado.

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