El multimillonario británico sir Richard Branson cumplió la ambición de toda una vida al volar este domingo a las puertas del espacio.

Su avión cohete Unity despegó desde Nuevo México, en Estados Unidos, para pasar un momento de ingravidez fuera de la Tierra. Poco después de una hora, regresó de manera segura a la superficie del planeta.

La misión del dueño de Virgin Group es clara: evaluar la experiencia para abrir estos viajes al público e impulsar la incipiente industria del turismo espacial.

El viaje lo convirtió en el primero de los nuevos pioneros del turismo espacial en probar sus propias naves, superando a Jeff Bezos, de Amazon, y Elon Musk, de SpaceX.

Musk viajó a Nuevo México para darle su apoyo a su amigo, y Bezos envió sus felicitaciones a través de un post en Instagram.

En una conferencia después del aterrizaje, Branson, de 70 años, catalogó el vuelo como «la experiencia de su vida».

«Qué día, qué día. Creo que, como la mayoría de los niños, he soñado con este momento desde que era niño y, sinceramente, nada puede prepararte para ver la Tierra desde el espacio», señaló.

«Mi misión era convertir el sueño de los viajes espaciales en una realidad para mis nietos, para sus nietos, para muchas personas que viven hoy, para todos», agregó.

«Y habiendo volado al espacio, he visto cómo Virgin Galactic es la línea espacial para la Tierra. Estamos aquí para hacer que el espacio sea accesible para todos, y queremos convertir a la próxima generación de soñadores en los astronautas de hoy y de mañana».

Branson recorrió un largo camino para llegar hasta aquí. La primera vez que anunció su intención de volar al espacio fue en 2004, esperando tener un servicio comercial disponible en 2007.

Sin embargo, algunas dificultades técnicas -incluido un accidente fatal de un vuelo en desarrollo en 2014- hicieron que lograr su objetivo tomara más del tiempo esperado.

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