Tengo la bendición y la fortuna de decir lo que yo quiera en la televisión: groserías, bromas y hasta anunciar mis negocios. Eso no lo puede hacer nadie más en TV Azteca, solo yo.
Y eso fue una orden directa del patrón Salinas Pliego. Estábamos en una cena todos: Martinoli, el Doctor García, actores de telenovela, y al final de la cena Salinas dice: ‘Y para terminar, aquí el único que puede decir lo que quiera al aire es el campeón Julio César Chávez, porque se lo ganó.
Todos los demás, chin** a su m**’. Desde entonces, tengo carta libre. Gracias a mi carrera y a que el patrón me respalda, puedo hacer y decir lo que quiera al aire.»
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