Jesús Manuel González Raízola, de 89 años de edad, figura emblemática del periodismo en Chihuahua, fue víctima de un cobarde y salvaje asalto en su domicilio en la colonia Obrera, donde reside en solitario. Cuatro jóvenes irrumpieron en su hogar, lo golpearon con brutalidad y le robaron incluso su andador, dejándolo inmovilizado y abandonado a su suerte durante tres días: lunes, martes y miércoles.
González Raízola, considerado por muchos como el decano de la prensa local, formó parte de una generación de periodistas incómodos, valientes y comprometidos con la verdad. Su legado se forjó entre los años sesenta y noventa, en los que se ganó tanto respeto como temor por su estilo directo y su crítica incisiva.
Hoy, ese mismo hombre yace en Urgencias del IMSS, con el cuerpo magullado, sin comida, sin agua, sin movilidad, víctima no solo de la violencia impune que consume nuestras calles, sino también del olvido institucional que margina a los adultos mayores, incluso a aquellos que entregaron su vida a la sociedad desde las trincheras de la verdad.
Este crimen no solo es un acto de violencia física, sino un atentado a la memoria viva del periodismo chihuahuense y un llamado urgente a las autoridades:
¿Dónde están los mecanismos de protección a adultos mayores?
¿Dónde está la seguridad para quienes habitan solos?
¿Dónde está la justicia para quien, a sus casi 90 años, solo esperaba tranquilidad?
EXIGIMOS una respuesta inmediata de las autoridades, una investigación a fondo y garantías de atención médica, legal y emocional para el señor González Raízola. Pero, sobre todo, exigimos que este caso no quede sepultado entre los titulares de todos los días. Este no es un número más: es una voz que alguna vez lo dijo todo y hoy clama por justicia en silencio.
Porque un periodista nunca muere…
…pero no podemos permitir que lo maten en vida.
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