8 de noviembre de 2024

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum está en proceso de concretar una significativa línea de crédito sin intereses, que podría alcanzar hasta 20 mil millones de dólares, destinada a Cuba. El objetivo principal de este ambicioso plan es brindar un alivio económico al régimen cubano, que se enfrenta a una profunda crisis energética tras la pérdida del 90% de su capacidad de generación eléctrica, de acuerdo con fuentes cercanas a la Cancillería mexicana.

El crédito, que sería «a la palabra», es decir, sin requerir garantías tradicionales, pretende ofrecer una solución inmediata a la debilitada infraestructura energética de la isla. La escasez de energía en Cuba ha afectado gravemente su economía, causando interrupciones constantes en el suministro eléctrico que han impactado tanto a la población como a sectores industriales clave. El régimen cubano ha estado buscando alternativas para recuperar su capacidad de generación y distribución eléctrica, y el apoyo de México se vislumbra como una oportunidad para comenzar ese proceso.

Entre las propuestas que se están discutiendo, además de la línea de crédito, se contempla la construcción de una refinería en Cuba. Esta refinería sería diseñada tomando como referencia el modelo de Dos Bocas, una de las más recientes y ambiciosas instalaciones petroleras construidas en México, ubicada en Tabasco. Para este proyecto, se planea emplear mano de obra mexicana, específicamente trabajadores especializados de la región de Tabasco, en lo que se considera un esfuerzo de colaboración regional que fortalecería los lazos entre ambas naciones.

Además de la refinería, el plan incluye el desarrollo de un sistema de plantas termoeléctricas para fortalecer la red energética cubana, cuya infraestructura actual está obsoleta y es incapaz de cubrir la demanda de la población. Este sistema sería esencial para estabilizar la generación eléctrica en la isla, ayudando a aliviar las continuas crisis de apagones que han afectado gravemente la vida diaria de los cubanos y el funcionamiento de su economía.

La iniciativa se enmarca en el contexto de una relación bilateral que ha mostrado señales de fortalecimiento en los últimos años. Tanto México como Cuba comparten lazos históricos y culturales, lo que ha facilitado una cooperación fluida en distintas áreas. Este plan de asistencia económica y técnica se suma a otros esfuerzos que ambos países han llevado a cabo en sectores como la salud, la educación y la agricultura.

El apoyo financiero y la construcción de infraestructura clave buscan no solo responder a la emergencia energética cubana, sino también sentar las bases para una recuperación económica más amplia en la isla. El gobierno mexicano considera que esta inversión, tanto en términos de capital como de recursos humanos, podría ser crucial para la estabilidad de Cuba en los próximos años. La posibilidad de que este tipo de colaboración se amplíe a otros sectores productivos no está descartada, ya que México sigue evaluando formas adicionales de apoyo que puedan ayudar a Cuba a salir de su situación de crisis prolongada.

Este plan, aún en fase de negociación, se está discutiendo en un marco de discreción, pero fuentes cercanas aseguran que las conversaciones entre ambos gobiernos avanzan con rapidez, y que pronto podría formalizarse un acuerdo que delinearía los términos de la ayuda y los plazos de ejecución de los proyectos propuestos.

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