“Yo no salí de México ni por decepción ni porque me cerraran puertas, sino porque sentí la obligación superior de aceptar la invitación del presidente Juan Manuel Santos para ser negociador plenipotenciario y lograr la paz con las FARC en las conversaciones de La Habana”, dice a El Financiero el general Óscar Naranjo.

Uno de los colombianos más respetados en su país y en el mundo camina con soltura por las calles de Bogotá, responde cordial a los saludos de la gente, entramos a un café y pide un expreso doble, el cuarto de la mañana, y le pregunto por su país y por el mío.

Dice el exjefe de la Policía Nacional, cerebro de la acción que terminó con la vida de Pablo Escobar Gaviria, y del operativo Apocalipsis 1, que acabó con el terrorista y cofundador del Cártel de Medellín, Gonzalo Martínez Gacha, puso a la guerrilla contra la pared y se sentó cuatro años con ellos hasta firmar la paz:

“México ha retardado por muchos años la toma de decisiones fundamentales para enfrentar al crimen organizado. Esto tiene que ver con una política criminal más homologada de estado a estado. Tiene que ver con el control y el mando de cientos de policías dispersas por todo el territorio. Tiene que ver con los cambios pendulares de la política, que van de la creación de una Agencia Federal de Investigación, luego a una Policía Federal para convertirla en Gendarmería, y después volverla una Policía Nacional”.

Fuente: El Financiero

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