11 de diciembre de 2024

Hace una semana, el pasado miércoles, fuimos testigos de una poderosa y contundente manifestación de la voluntad popular. Como siempre, quienes quieren imponer su opinión han tratado de demeritar la causa, pero los números no mienten: más de 5 mil personas a pie y alrededor de 300 vehículos se manifestaron pacíficamente para hacer una exigencia a la gobernadora para que respetara el derecho a la educación e hiciera entrega de los libros de texto gratuitos.

Las consignas eran claras y resonaron desde la glorieta de Pancho Villa hasta un blindado Palacio de Gobierno que se negó a recibir siquiera un pliego petitorio en el que padres y madres de familia junto a sus menores hijos justificaban sus peticiones demandando una educación de calidad. Extraña entonces que una gobernadora que no prestó oídos a las personas manifestantes, declarara luego que quienes acudieron a dicha marcha, hablaban con un acento “del sur” afirmando que venían de otros estados exhibiendo una evidente ignorancia de la composición pluricultural del estado y de paso, de su voluntad.

No debería extrañarnos que días después un representante del PAN en el Congreso arremetiera criminalizando a las familias que quisieron hacer valer su voluntad solicitando que se dé vista al Ministerio Público y se inicien investigaciones contra las familias que marcharon para que tan atroz conducta no se repita.

Pero ¿no es más atroz lo que hace el PAN? Y es que precisamente, lo que a este partido político y sus aliados hay algo que les sale muy bien: criminalizar a partir de rumores, tal como lo hicieron con los libros de texto gratuito, tal como lo hacen con cualquier medida que le dé poder al pueblo, con cualquier disposición que se aleje de sus rancias y arraigadas creencias: es entonces muy fácil pasar según su óptica por comunista, perverso, peligroso y hasta diabólico.

Sin embargo, lo que no es un rumor es que, por primera vez en décadas un número contundente de habitantes tomaron una de las principales avenidas de la ciudad, la Teófilo Borunda, para que así la gobernadora pudiera contar a cada asistente y demostrar que no es cierto que ella habla a nombre de los intereses de la gente.

Si algo quedó en claro el día de la marcha fue que, sin duda alguna, padres y madres de familia quieren que sus hijos ejerzan su derecho a la educación y el acceso a los materiales educativos que las propias autoridades estatales trabajaron desde hace más de un año en las asambleas respectivas; las familias quieren tener acceso a una educación de calidad como la que tuvieron quienes hoy pretenden negarla para los más.

Para darle más a razón a estas palabras, lo cierto es que mientras la gobernadora hace un berrinche que en un principio fue solapado, los gobiernos de Guanajuato, Querétaro y Yucatán han reculado y tras una revisión y análisis, han decidido iniciar el ciclo repartiendo los libros de textos gratuitos.

Lamentablemente, con los desplantes de Maru, quien más pierde es Chihuahua: pierden las y los niños quienes inician este ciclo con incertidumbre; pierden las familias quienes finalmente asumirán el costo y la responsabilidad que le tocaría asumir al gobierno; sufren aquellos docentes a quienes no se les ha tomado en cuenta.

No olvidemos que aunque las autoridades tengan a su disposición recursos públicos para colocar información en primeras planas, la población siempre hace uso de los medios más poderosos que tienen para mostrar la realidad: irónicamente mientras la atención del aparato de gobierno está en despotricar sobre las decisiones del gobierno federal, estudiantes de Odontología de la UACh buscan dirigir la atención al hacer un paro para evidenciar precarias condiciones que obstaculizan su proceso educativo; en otro espacio los padres de familia elevan sus quejas ante el cobro de la cuota de material que casualmente en este inicio de ciclo se ha duplicado.

Por lo pronto, desde aquí -más que desde la oposición, desde la convicción- y desde los medios a mi alcance, sepa que, así como yo, hay más para quienes primero es la gente, y primero es su voluntad, precisamente porque es de buena educación escuchar a los más.

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