Mientras en gran parte del país la jornada judicial fue marcada por el abstencionismo y el escepticismo, Chihuahua se colocó como ejemplo nacional en la elección de jueces y magistrados: sin conflictos sociales, sin incidentes graves y con una ciudadanía que, a pesar de la campaña opositora para anular el voto, salió a votar libre y sin obedecer “acordeones” ni guías interesadas.
Sin embargo, no todo fue pulcro.
En el primer día de conteo surgieron sorpresas y tensiones. Marcela Herrera Sandoval, aspirante a Magistrada Familiar, lidera la lista de los más votados, seguida muy de cerca por:
Yamil Athie Gómez (Civil)
Gerardo Acosta Barrera (Penal)
Debbie León Chacón (Civil)
Emmanuel Chávez Chávez (Civil)
Diana Margarita Félix Sierra (Civil)
Pero mientras los números se mueven, también lo hace la incertidumbre entre los aspirantes, debido al retraso inexplicable en el conteo de sufragios por parte de las asambleas distritales, particularmente en Chihuahua capital, donde los tiempos muertos y la falta de transparencia técnica ya están generando tensión.
A esto se suma un dato alarmante:
En las magistraturas Civil y Penal, los votos nulos se cuentan por decenas de miles, un fenómeno que no puede ser ignorado y que plantea preguntas incómodas para los organizadores del proceso:
¿Desinformación? ¿Boicot silencioso? ¿Fallas en la papeleta?
Cualquiera que sea la causa, será imposible hablar de una elección “ejemplar” sin analizar este agujero negro en la voluntad ciudadana.
Chihuahua celebra una jornada libre, pero exige cuentas claras.
La sociedad civil y los aspirantes merecen una elección limpia, pero también eficiente, oportuna y completamente auditable.
Porque una democracia no se construye solo con votos…
También se defiende con vigilancia ciudadana.
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