César Duarte tiene un pie más cerca de México. El exgobernador de Chihuahua fue declarado “extraditable” por una jueza de Florida, por lo que podría llegar a México en cualquier momento. Duarte está acusado de malversación agravada y conspiración, cargos que la jueza considera creíbles. “Existe causa probable para creer que cometió los delitos imputados en la denuncia de extradición”, escribió Lauren Louis, magistrada de la corte de Miami. A partir de ahora Duarte tiene 60 días para recurrir la decisión, confirmó la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Cada vez que López Obrador visita Estados Unidos una mala noticia le llega a Duarte. El exgobernador fue detenido en Florida en julio del año pasado coincidiendo con una reunión que López Obrador mantuvo en Washington con Trump y este lunes la decisión de la jueza se produjo horas después de su llegada a Nueva York para preparar la presidencia de México al frente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas

De acuerdo con el documento de 13 páginas de extradición, Duarte está acusado, entre otras cosas, de peculado y desvío de fondos públicos, por haber endeudado al Estado de Chihuahua en más de 48.000 millones de pesos y por haber desviado al menos seis millones y medio de dólares hacia dos empresas relacionadas con él: Unión Ganadera Regional General División del Norte de Chihuahua y Financiera de la División del Norte. Asimismo, se le acusa de haber desviado otros 250 millones de pesos para campañas políticas del PRI.

El fiscal Jason Wu afirmó que existen testigos, a quienes identificó como “Jorge”, “Susana” y “Brenda”, que señalan a Duarte como responsable de peculado y apuntan a que era él quien ordenaba los desvíos millonarios cuando era gobernador de Chihuahua. La defensa de Duarte insistió en que su defendido es víctima de la persecución política del hasta hace poco gobernador Javier Corral, a quien señaló de presionar a los testigos para que declararan en su contra.

El exmandatario del Estado fronterizo estaba prófugo de la Justicia mexicana desde 2017 y tiene al menos una veintena de denuncias por corrupción en su contra. El Gobierno mexicano lanzó en 2018 una orden de captura y pidió a la Interpol que emitiera una ficha roja, lo que permitió su detención el verano pasado.

Duarte gobernó Chihuahua de 2010 a 2016 y su caída está muy identificada con el rumbo que ha tomado el otrora poderoso PRI, hoy envuelto en escandalosas acusaciones hacia sus exgobernadores. Durante algún tiempo Duarte fue un símbolo de un nuevo estilo de hacer política y pasó de ser reconocido públicamente por el expresidente Peña Nieto como uno de los rostros del “nuevo PRI” a ser expulsado del partido el año pasado después de graves acusaciones y de su fuga del país.

En casa le espera un rosario de acusaciones. Su sucesor, Javier Corral, lo acusa de desviar alrededor de 1.200 millones de pesos (más de 60 millones de dólares) durante su Administración. El exgobernador también fue señalado de desviar alrededor de 250 millones de pesos (12 millones de dólares) del erario público para financiar las campañas del PRI en 2016. Además, se le responsabiliza de aumentar la deuda estatal hasta 48.000 millones de pesos (2.500 millones de dólares) y de desfalcar más de 6.000 millones (320 millones de dólares). El grueso de las denuncias lo acusan de malversación de fondos. La prensa mexicana da cuenta de 11 órdenes de captura contra el político. En 2018, la Procuraduría General de la República, predecesora de la FGR, desechó una denuncia contra Duarte por el desvío de 65 millones de pesos.

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